Mujeres errantes y piscinas vacías de Nara Mansur

 

 Mujeres errantes y piscinas vacías (Ediciones de la Flecha, 2023), paperback, 120 p. es el último libro de las Ediciones y el más reciente de Nara Mansur Cao, poeta, dramaturga y  teatróloga, autora de un conjunto de obras  valoradas por la crítica y sus contemporáneos. Entre ellas, Charlotte Corday. Poema dramático, Ignacio & María, Venus y el albañil, algunas  reunidas en Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro, con prólogo de Habey Hechavarría Prado, editado por Tablas Alarcos. Como poeta, uno de sus más evocadores libros es Tres lindas cubanas. Un romance de entreguerras, publicado por Alción en Argentina –donde reside desde hace quince años. Y como teatróloga, recién se conoce el dossier A pie de obra. Documentos y f(r)icciones. Teatros cubanos in-Documenta-2 , cuya edición y curaduría estuvo a su cargo, con textos de más de una decena de teatristas de varias generaciones de Cuba y su diáspora. Como por desgracia no cumplió el destino para el que fue concebido, ahora le asiste otro acaso más necesario: sostener el indispensable diálogo entre investigadores, artistas, con visiones propias, como parte de las memorias en disputa que nos atraviesan. Publicado por  la Universidad de San Isidro, en Buenos Aires, está  disponible en pdf aquí https://drive.google.com/file/d/1L6BYTZAy1n0Po8--jg-8a_l6Q6Pb7J8u/view

Mujeres errantes y piscinas vacías es también la reunión entre una crítico de setenta y seis años y la que fuera su compañera de trabajo, a la que vio  crecer y madurar en estos años, crear una bella familia, e incursionar en varias  disciplinas que son una sola para Mansur. Cuentos que parecen teatro, teatro-prosa y autoficción, crítica que atraviesa lo personal, único e intransferible. El  propósito es ofrecerle al lector una primicia de tres momentos de su actual dramaturgia: Chesterfield sofá capitoné, Las nadadoras y el monólogo Porcelana. Discurso a través de una pantalla. Un recorrido  inquietante  e inquisitivo. Sensorial y cargado de sorpresas. "Materiales escénicos" que traspasan el umbral de las pantallas, paisaje interior de la mujer errante, sola, pero libre como las olas.

Diseño gráfico de Alejandro Levacov

Fotografías  de Taimí Diéguez Mallo

Colaboración editorial de Celia Dosio

Introducción a las obras de Rosa Ileana Boudet

 Disponible en Amazon

 

Bracale y Caruso: la saga habanera de un empresario italiano de Enrique Río Prado

 con una opinión de Cristóbal Díaz Ayala


Bracale y Caruso: la saga habanera de un empresario italiano
,(Ediciones de la Flecha, 2022, 290 p.) de Enrique Río Prado, notable investigador premiado por su libro La venus de bronce, historia de la zarzuela cubana (Tablas-Alarcos, 2002), lleno de detalles técnicos y precisiones sobre el bel canto en Cuba, es un recuento de la carrera legendaria del empresario italiano Adolfo Bracale, que en la tradición del pintoresco Pancho Marty y el atinado Maretzek, desafió los pronósticos y trajo a Cuba a los más famosos cantantes de su época para un público que privilegiaba la ópera entre todos los espectáculos. La trayectoria de Bracale intercepta en 1920-21 con la del gran tenor Enrico Caruso para un suceso descrito en sus interioridades, cotilleos, luces y sombras. Marcaría el declive de la carrera de Bracale y el ocaso de  Caruso, fallecido en 1921. 

Enrique Río Prado, con respeto e inteligencia, recoge  lo esencial de un proyecto de más de quinientas páginas y proporciona una lectura deliciosa, ilustrada con decenas de imágenes, que complacerán  a conocedores y especialistas y los demás, el público lector.

¿Qué destacar de un libro así? La apasionada investigación, el riguroso recuento, la agradable lectura y también el punto de vista del autor,  afananado en brindar varios prismas de la misma historia. Tres lustros de trayectoria de Adolfo Bracale durante doce temporadas operáticas en Cuba, en medio de la opinión tendenciosa de los críticos, unos mesurados e inteligentes y otros, jueces implacables. Y el episodio de Caruso en la isla con sus necesarios matices como un momento culminante y otro fallido, el declive de la ópera entendida como negocio. La Habana de los años 20 permitió ese florecimiento con el apoyo de  políticos, adinerados y la opinión pública. Cuba fue la gran favorecida con las actuaciones de primeras figuras mundiales. También en menor medida, la ópera cubana, con el estreno de obras de Laureano Fuentes Matons, Eugenio Sánchez de Fuentes y José Mauri y la presencia de voces nuevas como las de Ofelia Nieto y Emma Otero. 

A la venta en Amazon

 

Diversiones y títeres. Cuba (1792-1959).

 

Diversiones y títeres. Cuba 1792-1959. Ediciones de la Flecha, 2022. (paperback 302 p.) Dividido en dos secciones, la primera es un recuento de espectáculos y diversiones en Cuba entre 1792–fecha en la que actúa el primer titiritero documentado, Modesto Antonio– y 1959. Entre esas diversiones está por supuesto, el títere, la maroma, los espectáculos de marionetas y otros vistos en la isla, la llegada del cine y las poco estudiadas Marionetas de Sinesio Soler, que Pepe Carril –ha contado Roberto Fernández–, quiso investigar. Dedicado in memoriam a Mayra Navarro, Freddy Artiles y el propio Roberto, director del Teatro de Muñecos de La Habana, conocedores atentos del mundo titiritero y el teatro para niños,  tiene una segunda parte con crónicas tomadas de la prensa que abarcan desde las funciones de maroma hasta los Podrecca y las marionetas de Salzburgo. El año pródigo de 1943, el guignol del Grupo Escénico Libre, dirigido por Eduardo Manet,  el Retablo del Tío Polilla, esfuerzo de Paco Alfonso y muchos otros hasta la creación del Guiñol Nacional (1956) y Los barbuditos de Ignacio Gutiérrez (1959). Se reproduce en honor a tantos autores olvidados de esa primera década del 59, La marímbula mágica, de  María Álvarez Ríos.


A la venta en Amazon

Condumio, muerte y delirio en el teatro cubano

 Condumio, muerte y delirio en el teatro cubano (Ediciones de la Flecha, 2022) 293 p. Analizar la familia como centro del devenir de la escena cubana nutre varios acercamientos y  espesas bibliografías. Me he propuesto una reflexión con otro itinerario:  partir de la comida,  la muerte y el delirio para recorrer el teatro cubano. A partir de obras en el repertorio de Francisco Covarrubias y los sainetes de José Agustín Millán, la autora explora el papel de la comida en los velorios y  las obras bufas donde se manifiesta la "erótica culinaria", así como el trayecto de  la muerte en los muertos-vivos y fingidos que abundan en el teatro popular de los hermanos Robreño a Arquímedes Pous. Decenas de obras y autores figuran en este acercamiento –a veces testimonial– a partir de obras y espectáculos recreados a partir de los textos y la imaginación del lector. De las ingenuas obras bufas a la actualidad en las piezas, entre otros, de  Abilio Estévez, Cristina Rebull, Nara Mansur, José Milián, Alberto Pedro, Rogelio Orizondo, Carmen Duarte,Ulises Rodríguez Febles, Legna Rodríguez Iglesias y Salvador Lemis.

Dibujo de portada del diseñador cubano Gabriel Hierrezuelo para la puesta en escena de  Perro huevero aunque le quemen el hocico, de Juan Francisco Valerio dirigida por Roberto Blanco.
Capítulos:
1. Mondongo, sambumbia y velorio. 2. El teatro y la cocina o del majarete al ajiaco. 3. De la fiesta bufa a la fiesta de sociedad. 4. Tenorios, parodias y obras bufas. 5. Explosión de comilonas o un demente a mitad del arroyo. 6. Espíritus reencarnados 7. Los velorios de Pous. 8 Del velorio de Pura al muerto embalsamado de Arrufat 9. Comida y crueldad 10. Recorrido de la muerte 11. Si vas a comer, Virgilio espera 12. Ceremonias del periodo especial 13.A partir del arca de papel 14.Un banquete aplazado 15. Paisaje después de Charlotte 16. Frijoles y mamíferos 17. Bicicletas, balsas: idas y regresos 18. ¿Y dónde se fue la fiesta, el alimento, el ludens?



En Amazon

El teatro Alhambra contado por un conde Vol. 1 y 2

El Conde Kostia asistió a la apertura de Alhambra, vio sus obras en Lara y acompañó sus espectáculos hasta 1926. A partir de sus crónicas se traza la aventura de un teatro. Reducto de sátira política, órgano
 de opinión😡 y teatro de género cubano, fue apoyado por dotados autores, populares intérpretes y magníficos escenógrafos y compositores. Aunque  calificado de teatro «ínfimo» por sus detractores, fue  gustado por un público de hombres solos y después por muchos espectadores en sus incursiones en el Payret y el Nacional. Hoy es  mito y archivo,  fuente indispensable.  El primer tomo abarca desde 1890 y hasta 1909. El segundo, de 1910 a 1935. 

Los ensayos de Rosa Ileana Boudet desentrañan el por qué de su permanencia y las características del  estilo «alhambresco». Con ilustraciones y fotografías.
Dos tomos, el primero abarca desde 1890 hasta 1909. El segundo, de 1910 a 1935.

😡No hay manera hagas lo que hagas, que blogger no deje un espacio en este texto.



A partir de 1905  ignoradas actrices-bailarinas experimentan con la libertad del cuerpo. Enfundadas en la malla-rosada enseñan las piernas encima de los trapecios. Mucho antes del Bataclán,  las compañías mexicanas de revistas y las Follies, llegó el desnudo al teatro, los púdicos besos de esparadrapo y los chistes de toda intención. El segundo volumen explora el periodo de 1909 hasta 1935 e incluye, aparte de las crónicas del Conde Kostia, las de algunos otros.  Con notas bio-bibliográficas de muchos autores e intérpretes y Alhambra de la A a la Z. No es un diccionario, una tesis, sino una exploración, un cuaderno de viaje para la imprescindible aventura de recorrer uno de los grandes momentos de la escena cubana, con sus luces, sus sombras y sus vacíos.
 

Piñera y Felipe: escándalo y mito con una nota aclaratoria

Crónica y documento se reúnen en este texto (Piñera y Felipe: escándalo y mito. Ediciones de la Flecha, 2019, 358 p.) para testimoniar la relación de dos autores cubanos con la escena de su tiempo. Carlos Felipe y Virgilio Piñera –contemporáneos, rivales en los mismos concursos y testigos de los mismos acontecimientos– intentaron por vías originales y ¿opuestas? abrir el camino de la escena moderna. Mientras El chino deslumbró a los pocos que acompañaron su estreno en 1947 pero se olvida, Electra Garrigó estremece en 1948 con su impronta y atrae todavía hoy a nuevos públicos. En este libro aparecen los intérpretes de los textos, pero sobre todo, los directores de semejante aventura y los críticos que sedimentaron el canon con sus juicios amables o destructores, inteligentes, sobrios o desmesurados. El recorrido termina en 1965, cuando Piñera ha estrenado Aire frío y Felipe, Réquiem por Yarini. Algunas representaciones tienen muchos detalles, otras datos pobrísimos. Algunas fotos son brillantes, otras opacas y algunos montajes, carecen de testimonio gráfico alguno. Su autora lo termina con la idea de embullar a otros en su pasión por Palma y la Garrigó.
Dedicado a la memoria de Francisco Morín y Manuel Villabella.
Aparecen críticas de Francisco Ichaso, José Manuel Valdés Rodríguez, Mario Rodríguez Alemán, Mirta Aguirre, Regina de Marcos, Matilde Muñoz, Manuel Casal, María Zambrano, Luis Amado Blanco, Héctor García, José Massip, Rine Leal, José Corrales Aguiar y Antón Arrufat.

Nota: Se vende  en  Lulu  y en Amazon. Hay ejemplares descontados. Favor de dirigirse a lanzarlaflecha@zoho.com para solicitar  ejemplares disponibles. Están muy buen estado, con  fe de erratas a la antigua, ya que es posible que debido a muchas contrariedades, y a mi pesar, no circule más hasta una nueva edición.

Teatro incompleto de Manuel Reguera Saumell

Teatro incompleto de Manuel Reguera Saumell (Ediciones de la Flecha, 2018, 283 p.) reúne  cinco obras de teatro, entre ellas la premiada y editada Recuerdos de Tulipa, la más reconocida e internacional, con varias puestas en escena y una versión cinematográfica de Manuel Octavio Gómez con la colaboración del autor. Dos de ellas tenían  ediciones en revistas, Sara en el trapatio y El general Antonio estuvo aquí –estrenadas ambas– y las restantes, permanecían inéditas desde su estreno: La calma chicha, dirigida por Cuqui Ponce de León y La soga al cuello, escenificada por Gilda Hernández con Taller Dramático en la Olimpiada Cultural de México.
No se podría  escribir  de los sesenta en el teatro cubano sin mencionar a Manuel Reguera Saumell (Camagüey, 1928), también arquitecto y pintor, asentado en Barcelona desde 1967 con una exitosa carrera como profesor y narrador: cuatro novelas publicadas. Cuando se premia Sara en el traspatio, dirigida por Rubén Vigón en 1961 nace un autor que aunque abandona  la escritura teatral, continúa representándose y cuyas obras siguen en pie.
"Armado de  excelente técnica, Reguera Saumell va a construir su teatro en el recuerdo amargo y obsesivo de la provincia, con sus temas perennes de frustración, hipocresía y desmoronamiento moral," escribió Rine Leal en 1967, mientras Carlos Espinosa Domínguez en 1992 lo calificó de "cronista implacable" que descubre el infierno que se oculta  tras las ventanas y paredes de ese pueblecito de campo. Con nota introductoria de Rosa Ileana Boudet, la edición no pretende ser definitiva pues hay obras que parecen irrecuperables, sino un punto de partida,  un peldaño para leerlo y representarlo.
De izquierda a derecha Albio Paz, Lilian Llerena y Magali Boix en La soga al euello. Al fondo, Helmo Hernández.

   

Ver Dos necesarios rescates, de Carlos Espinosa Domínguez

Teatro cubano: relectura cómplice

Teatro cubano: relectura cómplice (Ediciones de la Flecha, 2010, 390 p.) en sus dos versiones, la última disponible en Amazon,  revisa críticamente  la dramaturgia cubana a  partir del periodo del Alhambra hasta 1959. Aunque tiene una voluntad totalizadora, no es un manual, un texto denso o académico, sino un recorrido hacia el interior de obras y autores, un punto de vista sobre estos y algunas puestas en escena, entre ellas, la mítica Electra Garrigó, de Virgilio Piñera, realizada por Francisco Morín (1948) en "Carcajada homérica o ¿sabroso escandalito?" en comparación con la de El chino, de Carlos Felipe, del año anterior. Estudia  autores fundamentales del siglo XX, de José Antonio Ramos a Rolando Ferrer, Virgilio Piñera y Flora Díaz Parrado. La mirada otra y extrañada del investigador  recorre la obra dramática en estrecha relación con su contexto. El teatro de la República merece un redescubrimiento.



 

 

 

Cuba: viaje al teatro en la Revolución

Cuba: viaje al teatro en la Revolución. (Paperback. 301 p. Ediciones de la Flecha, 2012). Este viaje al teatro cubano revisita la etapa de 1960-1989, convulsa y apasionante. Su autora siguió de manera puntual estrenos y festivales, conoció autores, actores y directores, participó en talleres y ensayos y escribió artículos dispersos en las publicaciones de esos años. Su perspectiva no es ajena al teatro por dentro.
De la puesta de Aire frío, de Virgilio Piñera, a La cuarta pared, de Víctor Varela, el recorrido abarca muchas estaciones: la obra de urgencia, el bufo, el teatro que llenó las salas, los grandes dramaturgos, las poéticas de socialización, el costumbrismo, el teatro ceremonial y del cuerpo y también los años grises, el realismo estrecho, las obras malditas, las piezas negadas y los momentos de retroceso. Crónica e interrogación, crítica y testimonio.

 En la portada, dos imágenes, Miriam Acevedo, Ada Nocetti y Vicente Revuelta en La noche de los asesinos, de José Triana y Carlos Pérez Peña, Concha Ares y Maritza Abrahantes en La vitrina de Albio Paz, del Teatro Escambray. Fotografías de Ernesto Fernández y del archivo de la autora, así como en el interior del libro.

Luis de la Paz escribió en la Revista del Diario Las Américas. 


    El libro [Cuba: viaje al teatro en la Revolución] comienza poniendo en contexto Aire frío de Virgilio Piñera, quizás la obra que mejor retrata al cubano y lo cubano, y cierra con La cuarta pared de Carlos Varela, pieza en su tiempo de vanguardia, ... que quizás por carecer de texto, parece resumir lo que llegó a ser el teatro: complicidad, miedo, insinuaciones, sofismas y exilio. Del teatro articulado da la mímica. Valga señalar el simbolismo que encierra este principio y fin: Piñera fue condenado al ostracismo hasta su muerte, y Varela salió de la isla.Rosa Ileana Boudet pone en contexto una serie de obras de temática social y acorde al llamado de la época, que se escribieron y estrenaron, entre ellas piezas de Matías Montes Huidobro, Manuel Reguera Saumell, Raúl de Cárdenas (todos hoy en el exilio) y Abelardo Estorino (en la isla), algunas con marcado éxito, como Santa Camila de La Habana Vieja de José R. Brene. Otras que han caído en el olvido, también son recogidas en este volumen que prácticamente muestra la totalidad de la dramaturgia cubana en esos años.

        Cuba: viaje al teatro en la Revolución es un libro importante, curioso y serio, que expone la contribución de esa etapa del teatro (1961-1989) a la cultura cubana.



El teatro perdido de los 50. Conversaciones con Francisco Morín

El teatro perdido de los 50. Conversaciones con Francisco Morín. (Ediciones de la Flecha, 2014. Digital y en papel. 275 p.). Considerada un páramo, una tierra baldía o un momento de transición, la puesta en escena estrenada en Cuba entre finales de los años cuarenta y 1959, es un tema aplazado y casi enterrado. La Revolución de 1959 barre con los vestigios del teatro anterior y no sólo el producido en sus “salitas”. Este libro, escrito a partir de conversaciones con Francisco Morín, director del grupo teatral Prometeo, ofrece un registro y no un enjuiciamiento de la imagen escénica en  años de  convulsión y crisis. Aunque Morín es el eje principal, se nutre de fuentes documentales y testimonios para preguntarse sobre sus avatares y sus paradojas.
 Un breve libro Los años de la revista Prometeo (paperback. 123 p. Ediciones de la Flecha, 2010) analizó el papel de la revista en esa época, motivación principal de su  autora a dialogar con el fundador de la publicación en 1947. Contiene además el  dossier ¿Los críticos contra Electra Garrigó? con artículos de Virgilio Piñera, María Zambrano, Luis Amado-Blanco, Manuel Casal, Matilde Muñoz y Héctor García que reconstruyen parcialmente la polémica sobre la puesta de Francisco Morín que  Lezama Lima califica de “sabroso escandalito.”


Juan Cueto-Roig  ha escrito en  Cuba Encuentro

    [...] una incansable historiadora del teatro cubano, no cesa en su empeño investigativo, no solo de lo que ocurría en los escenarios, sino también de las vicisitudes, los logros y los reveses de dramaturgos, actores, funcionarios públicos y cuantos tuvieron que ver con las artes escénicas de nuestro país.

No disponible en Lulu, comunicarse con La Flecha para ejemplares disponibles.

 

A los que les pueda interesar. Trabajo en un segundo tomo que contenga los vacíos de este y lo acompañen obras valiosas de escasa circulación. Entre los vacíos, la obra de Andrés García Benítez o el Andrés teatral..