Diversiones y títeres. Cuba 1792-1959. Ediciones de la Flecha, 2022. (paperback 302 p.) Dividido en dos secciones, la primera es un recuento de espectáculos y diversiones en Cuba entre 1792–fecha en la que actúa el primer titiritero documentado, Modesto Antonio– y 1959. Entre esas diversiones está por supuesto, el títere, la maroma, los espectáculos de marionetas y otros vistos en la isla, la llegada del cine y las poco estudiadas Marionetas de Sinesio Soler, que Pepe Carril –ha contado Roberto Fernández–, quiso investigar. Dedicado in memoriam a Mayra Navarro, Freddy Artiles y el propio Roberto, director del Teatro de Muñecos de La Habana, conocedores atentos del mundo titiritero y el teatro para niños, tiene una segunda parte con crónicas tomadas de la prensa que abarcan desde las funciones de maroma hasta los Podrecca y las marionetas de Salzburgo. El año pródigo de 1943, el guignol del Grupo Escénico Libre, dirigido por Eduardo Manet, el Retablo del Tío Polilla, esfuerzo de Paco Alfonso y muchos otros hasta la creación del Guiñol Nacional (1956) y Los barbuditos de Ignacio Gutiérrez (1959). Se reproduce en honor a tantos autores olvidados de esa primera década del 59, La marímbula mágica, de María Álvarez Ríos.
Antonio Orlando Rodríguez, novelista premiado por Alfaguara por su novela Chiquita, autor de decenas de obras para niños y jóvenes, crítico literario, periodista y miembro de la Fundación Cuatrogatos escribió en Instagram esta nota sobre el libro. Ediciones de la Flecha y su autora le estamos muy agradecidos.
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