de opinión😡 y teatro de género cubano, fue apoyado por dotados autores, populares intérpretes y magníficos escenógrafos y compositores. Aunque calificado de teatro «ínfimo» por sus detractores, fue gustado por un público de hombres solos y después por muchos espectadores en sus incursiones en el Payret y el Nacional. Hoy es mito y archivo, fuente indispensable. El primer tomo abarca desde 1890 y hasta 1909. El segundo, de 1910 a 1935.
El teatro Alhambra contado por un conde Vol. 1 y 2
de opinión😡 y teatro de género cubano, fue apoyado por dotados autores, populares intérpretes y magníficos escenógrafos y compositores. Aunque calificado de teatro «ínfimo» por sus detractores, fue gustado por un público de hombres solos y después por muchos espectadores en sus incursiones en el Payret y el Nacional. Hoy es mito y archivo, fuente indispensable. El primer tomo abarca desde 1890 y hasta 1909. El segundo, de 1910 a 1935.
Piñera y Felipe: escándalo y mito con una nota aclaratoria
Dedicado a la memoria de Francisco Morín y Manuel Villabella.
Aparecen críticas de Francisco Ichaso, José Manuel Valdés Rodríguez, Mario Rodríguez Alemán, Mirta Aguirre, Regina de Marcos, Matilde Muñoz, Manuel Casal, María Zambrano, Luis Amado Blanco, Héctor García, José Massip, Rine Leal, José Corrales Aguiar y Antón Arrufat.
Nota: Se vende en Lulu y en Amazon. Hay ejemplares descontados. Favor de dirigirse a lanzarlaflecha@zoho.com para solicitar ejemplares disponibles. Están muy buen estado, con fe de erratas a la antigua, ya que es posible que debido a muchas contrariedades, y a mi pesar, no circule más hasta una nueva edición.
Teatro incompleto de Manuel Reguera Saumell
No se podría escribir de los sesenta en el teatro cubano sin mencionar a Manuel Reguera Saumell (Camagüey, 1928), también arquitecto y pintor, asentado en Barcelona desde 1967 con una exitosa carrera como profesor y narrador: cuatro novelas publicadas. Cuando se premia Sara en el traspatio, dirigida por Rubén Vigón en 1961 nace un autor que aunque abandona la escritura teatral, continúa representándose y cuyas obras siguen en pie.
"Armado de excelente técnica, Reguera Saumell va a construir su teatro en el recuerdo amargo y obsesivo de la provincia, con sus temas perennes de frustración, hipocresía y desmoronamiento moral," escribió Rine Leal en 1967, mientras Carlos Espinosa Domínguez en 1992 lo calificó de "cronista implacable" que descubre el infierno que se oculta tras las ventanas y paredes de ese pueblecito de campo. Con nota introductoria de Rosa Ileana Boudet, la edición no pretende ser definitiva pues hay obras que parecen irrecuperables, sino un punto de partida, un peldaño para leerlo y representarlo.
De izquierda a derecha Albio Paz, Lilian Llerena y Magali Boix en La soga al euello. Al fondo, Helmo Hernández. |
Teatro cubano: relectura cómplice
Teatro cubano: relectura cómplice (Ediciones de la Flecha, 2010, 390 p.) en sus dos versiones, la última disponible en Amazon, revisa críticamente la dramaturgia cubana a partir del periodo del Alhambra hasta 1959. Aunque tiene una voluntad totalizadora, no es un manual, un texto denso o académico, sino un recorrido hacia el interior de obras y autores, un punto de vista sobre estos y algunas puestas en escena, entre ellas, la mítica Electra Garrigó, de Virgilio Piñera, realizada por Francisco Morín (1948) en "Carcajada homérica o ¿sabroso escandalito?" en comparación con la de El chino, de Carlos Felipe, del año anterior. Estudia autores fundamentales del siglo XX, de José Antonio Ramos a Rolando Ferrer, Virgilio Piñera y Flora Díaz Parrado. La mirada otra y extrañada del investigador recorre la obra dramática en estrecha relación con su contexto. El teatro de la República merece un redescubrimiento.
Cuba: viaje al teatro en la Revolución
De la puesta de Aire frío, de Virgilio Piñera, a La cuarta pared, de Víctor Varela, el recorrido abarca muchas estaciones: la obra de urgencia, el bufo, el teatro que llenó las salas, los grandes dramaturgos, las poéticas de socialización, el costumbrismo, el teatro ceremonial y del cuerpo y también los años grises, el realismo estrecho, las obras malditas, las piezas negadas y los momentos de retroceso. Crónica e interrogación, crítica y testimonio.
En la portada, dos imágenes, Miriam Acevedo, Ada Nocetti y Vicente Revuelta en La noche de los asesinos, de José Triana y Carlos Pérez Peña, Concha Ares y Maritza Abrahantes en La vitrina de Albio Paz, del Teatro Escambray. Fotografías de Ernesto Fernández y del archivo de la autora, así como en el interior del libro.
Luis de la Paz escribió en la Revista del Diario Las Américas.
El libro [Cuba: viaje al teatro en la Revolución] comienza poniendo en contexto Aire frío de Virgilio Piñera, quizás la obra que mejor retrata al cubano y lo cubano, y cierra con La cuarta pared de Carlos Varela, pieza en su tiempo de vanguardia, ... que quizás por carecer de texto, parece resumir lo que llegó a ser el teatro: complicidad, miedo, insinuaciones, sofismas y exilio. Del teatro articulado da la mímica. Valga señalar el simbolismo que encierra este principio y fin: Piñera fue condenado al ostracismo hasta su muerte, y Varela salió de la isla.Rosa Ileana Boudet pone en contexto una serie de obras de temática social y acorde al llamado de la época, que se escribieron y estrenaron, entre ellas piezas de Matías Montes Huidobro, Manuel Reguera Saumell, Raúl de Cárdenas (todos hoy en el exilio) y Abelardo Estorino (en la isla), algunas con marcado éxito, como Santa Camila de La Habana Vieja de José R. Brene. Otras que han caído en el olvido, también son recogidas en este volumen que prácticamente muestra la totalidad de la dramaturgia cubana en esos años.
Cuba: viaje al teatro en la Revolución es un libro importante, curioso y serio, que expone la contribución de esa etapa del teatro (1961-1989) a la cultura cubana.
El teatro perdido de los 50. Conversaciones con Francisco Morín
Un breve libro Los años de la revista Prometeo (paperback. 123 p. Ediciones de la Flecha, 2010) analizó el papel de la revista en esa época, motivación principal de su autora a dialogar con el fundador de la publicación en 1947. Contiene además el dossier ¿Los críticos contra Electra Garrigó? con artículos de Virgilio Piñera, María Zambrano, Luis Amado-Blanco, Manuel Casal, Matilde Muñoz y Héctor García que reconstruyen parcialmente la polémica sobre la puesta de Francisco Morín que Lezama Lima califica de “sabroso escandalito.”
[...] una incansable historiadora del teatro cubano, no cesa en su empeño investigativo, no solo de lo que ocurría en los escenarios, sino también de las vicisitudes, los logros y los reveses de dramaturgos, actores, funcionarios públicos y cuantos tuvieron que ver con las artes escénicas de nuestro país.
No disponible en Lulu, comunicarse con La Flecha para ejemplares disponibles.
A los que les pueda interesar. Trabajo en un segundo tomo que contenga los vacíos de este y lo acompañen obras valiosas de escasa circulación. Entre los vacíos, la obra de Andrés García Benítez o el Andrés teatral..
Francisco Morín: profesión y mito
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Cuba:actores del XIX
Vuelve a una temática abordada en Cuba entre cómicos: Candamo, Covarrubias y Prieto ya que analiza el papel de Francisco Covarrubias en la creación escénica y lo vincula con la experiencia de otros con los que trabajó de manera continuada, entre ellos Matilde Domínguez, actriz dramática y de zarzuela, fallecida muy joven, la trayectoria de la familia Robreño y en especial, la de Adela, primera actriz cubana famosa fuera de nuestras fronteras así como los españoles Manuel Argente, Manuel Ossorio y Baltasar Torrecillas, la cubana Eloísa Agüero de Ossorio, la trayectoria del intérprete en los bufos del 68 y en su segunda vuelta, con Miguel Salas y sus continuadores, los actores del periodo alhambresco. Tercer libro de las Ediciones, dedicado al intérprete, no será el último.
La chimenea encantada. Francisco Covarrubias
La versión en papel tiene una extensión mayor que la de kindle, contiene más décimas y sueltos recopilados de la prensa.
Cuba entre cómicos: Candamo, Covarrubias y Prieto
Villabella ha investigado en los archivos la presencia de Candamo mientras que Boudet, la relación entre Covarrubias y Andrés Prieto, así como la polémica de este gran actor con José María Heredia, poeta romántico, admirador de tantos actores y bailarines, la incipiente teoría y crítica sobre el intérprete y el nefasto papel de la censura. Se incluye entre los documentos una obra inédita de Candamo, hallada por Villabella en La Gaceta de Puerto Príncipe y un suelto de Francisco Covarrubias, quien acostumbraba a invitar a sus funciones con décimas que circulaban impresas.
Yanetsy León González publica una entrevista en el periódico Adelante de Camagüey.
Luis E. Álvarez Álvarez lo comenta en su columna de Cuba Literaria.
Se trata de una perspectiva innovadora, pero, ante todo, sumamente necesaria. Rine Leal desbrozó el primer camino hacia una historia orgánica del teatro nacional y obligadamente debió dedicarte atención particular a los dramaturgos y sus obras, aunque dejó atisbos de indudable interés sobre otros componentes. Quedaba pendiente una valoración de los actores que hicieron posible el desarrollo teatral insular: esta es la tarea ingente que emprenden Villabela y Boudet, quienes se engolfan en una revisión bibliográfica milimétrica para trazar el recorrido vital y creador de los actores y empresarios que fundaron el teatro nacional. Trozos de información, girones de noticias son convertidos en crónica viviente de ese difícil pasado.